Es un poco cansino para mi escuchar siempre música alegre o festiva, no siempre queremos saltar o bailar, a veces nos apetece una balada, o algo más tristón y sumergernos en sus profundidades; dejarnos llevar. Y a mi que no me espantan las profundidades ni los monstruos que habitan en ellas, me suele gustar frecuentar esos pantanosos paisajes sonoros, esas letras susurrantes e intimidantes acompañadas de armonías desafiantes. Me imagino que ese tipo de atracción que siento es más debido a la novedad que ofrecen esos terrenos inexplorados.
Bueno, ésta es
mi selección de los discos más oscuros que se me ocurren ahora mismo, prepararos para maravillaros con sus sombras...
-Scott Walker (The drift): Siempre lo he visto como un clon de David Bowie o era al revés? Supongo que es Scott Walker el original por el simple hecho de estar antes... En este disco, después de más de una decada sin grabar nada, vuelve a las andadas pero no con su baladas preciosamente orquestadas sino con "algo" personal, con disonancias, mala leche y una voz casi irreconocible. Supongo que es la prueba de que no sólo de pop y melodías bonitas vive el cantante.
-REM (Monster): No importa que hayan algunas canciones movidas, o que Rem siempre han sido una banda tristona, este es el más depresivo y ruidoso con diferencia, me imagino que por esa producción tan claustrofóbica en la que la voz en algunos temas parece sonar desde un megáfono, un teléfono o las dos cosas al mismo tiempo. Me imagino que su "amigo" Kurt Kobain le influyó más de lo que se pensaba o solamente descubrió en el amplificador un botón que ponía "Gain" y le dió para ver que pasaba, pero lo hizo con todos los instrumentos.
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Tim Buckley (Lorca): Para mi, el Lp más íntimo de todos los que he escuchado de este cantautor. Digamos que es su particular homenaje a Federico García Lorca (eso si, de una manera un tanto extraña) formado por temas aparentemente sin metronomo, sin limites de duración, improvisación... Su hijo, aunque mejor músico y tener mayor carisma, y una voz también envidiable, no ha llegado al fondo como su torturado padre se sumergió, bueno Jeff también terminó sumergido, pero eso es otra historia. Fue en Lorca, un LP con sólo cinco temas, donde demostró que el sentimiento de caída puede traspasar las ondas, otra cosa es que nosotros nos dejemos.
-Nirvana (In utero): El grupo de Kurt Coabain no era precisamente alegre, pero digamos que excepto con "Something in the way" en Nevermind, el resto de canciones eran moviditas y que, a pesar de sus gritos suicidas, las melodias eran relativamente bonitas. Lo mismo pasaba con "Incesticide" el disco rarezas que todo fan considera como uno más al estar "Aneurysm", entre otras como la decadente "
Big Long Now". Pero lo divertido se encuentra en "In utero" donde hay de todo pero con una ambientación ruidista, más sincera imposible, pero también encontramos algunos de los temás más oscuros y también conocidos, luego vendría la agonía del primer Unplugged conocido y coda más íntima, todo ello en Nueva York, como decían en el título del disco.
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Peter Gabriel (IV): Por todos es bien sabido que el Sr. Gabriel hace lo que le da la gana, ya lo hizo con Genesis antes que Phil Collins se pusiera delante de un micro y ya lo hizo en su carrera en solitario, sería fácil elegir a su segundo disco como el más tristón, pero, a pesar de todo, tiene varias canciones en tono mayor. Pero es en su cuarto disco cuando mezcló sabiamente experimentación rítimica (africana o lo que sea) con repeticion pero sin ser "pop", sino con desesperación, más sus instrumentaciones extrañas. Todo un mérito para alguien que ha probado de ver siempre lo positivo de la oscuridad de los seres humanos.
-David Sylvian (Dead bees on a cake): el que fuera cantante de la extraña banda "
Japan" con los años se ha forjado una intimista carrera en solitario muy digna y no sólo por haber cantado "Forbidden Colorus con Sakamoto sino por atreverse a hipnotizarnos con su cálida voz, con sus atmósferas, con sus colaboraciones con Marc Ribott, con Robert Fripp y fue en "Dead Bees on a cake" donde soltó alguno de los temás más angustiosos y circulares, sólo superado por el claustrofóbico "Camphor" un recopiltario de canciones sueltas y versiones alternativas en su versión instrumental y con duraciones, digamos no pop.
-Gustav Mahler (Segunda y sexta sinfonía): El compositor post-romantico nos ofrece en sus respectivos primeros movimientos en las sinfonías segunda y sexta, pasajes fúnebres y con momentos histéricos como aún no he escuchado. Fueron para mi todo un ejemplo de hacer música sinfónica profunda de gran calidad sin recurrir en exceso por el terreno labrado por Beethoven. Tristeza, depresión, rabia a partes iguales. Hay otras sinfonías con partes tenebrosas pero las dos citadas tiene un nivel muy alto o bajo, según se mire.
-Radiohead (Hail to the thief): bien, la depresión y la tristeza siempre han ido de la mano de esta melodica banda, pero a veces eran tiernos, después del exitazo de OK computer empezaron a experimentar con temas algo infumables de duración volviéndose algo soporíferos, pero eso no era nada con lo que se avecinaba en este Lp: se les fue la olla pero para bien, oscuridad absoluta, ni un rallo de luz llega al sotano, las bombillas están fundidas y el mechero no funciona y mejor así.
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Lou Reed (Berlin): deprimente hasta una muerte dolorosa, empezando por las letras y la voz, pero de una belleza musical inaúdita y no es gracias a ese rockero que sólo pensaba en los tres acordes y en sacar partido de la Velvet Underground como si fuese toda de él. Ideal para cortarse las venas en la cama, en la bañera, en la playa o donde se quiera.
-John Cale (Music for a new society): Bajo un título prometedor se esconde el disco más oscuro y deseperanzador del que fue la viola, los teclados, algunas voces y, lo más importante, la experimentación del grupo popularizado por Lou Reed: The Velvet underground. Un disco con ambientes etereos, opresivos, una voz que no le importa desafinar (pero no lo hace), una voz directa pero llena de efectos, unos pianos de juguete flotantes y la deseperación de un ex-yonki, ex-rockero, ex-todo.
-Can (Tago Mago): locura progresiva alemana sin referente alguno, ritmos sin piedad, locura en cada segundo. Nunca fueron cuerdos pero aquí se olvidan de lo que significa la palabra.
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Leonoard Cohen (Songs of love and hate): Me encanta revolcarme en lo acogedor de sus melodias angustiosas, en sus tristeza escritas que me recuerdan que soy una persona positiva al lado de esos personajes que a saber de donde se los ha sacado.
-NIN (Still): Pasando de la caña del rock industrial o del pop repetitivo oscurete como "
The perfect drug", ya no quedan rastros de Joy Division, ahora sólo es Trent Reznor con su voz, su pianillo minimalista y como no, con su ruidosa guitarra de "fábrica".
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Pat Metheny (Zero tolerance for silence): Sólo guitarras distorsionadas y otras con sonido limpio, es una especie de "Metal machine music" pero coherente y técnico; un LP que más de uno consideraría un timo, difícil e inaccesible para cualquiera, incluso para mi (modestia aparte). Hay que tener en cuenta que su especialidad es el Jazz fusion con lo que le pongan por delante, pero el noise no es lo suyo o si? Pues me parece muy resultón. Insoportable pero meritorio hasta sus consecuencias. De su parte ruidos/experimental la verdad es que prefiero su "
The Roots of coincide" del precioso "Imaginary Day" antes que los malditos temas que he sugerido.
-King Crimson (The construction of light): El disco que sacó lo heavy que eran, sin llevar cuero, sin solos interminables, sin distorsiones metaleras, sin melenas en movimiento, sin satanás entre medio, sólo un blues borracho de prozack, algo de jazz, clásica, música contemporánea dirigida por la batuta del atmosférico Fripp.
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Fripp (The gates of paradise): Atmosferas del más allá, fantasmas monstruosos encarnados en forma de sonidos de guitarra sintetizada, ni bateria ni bajos, sólo la guitarra infernal del guitarrista de los míticos King Crimson. Nada más a decir, sólo sufrir.
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Tom Waits (Real Gone): Dentro de su etapa experimental oscura sería fácil citar a mis preferidos de este gran hombre o monstruo a "Mule Variations" y "Bone Machine", pero no, me quedo con la locura de la tercera edad llamada "Real Gone" o lo que es lo mismo, que significa "Realmente Ido". ¿Que puedo decir? Pues excesivo, más enfermizo que nunca y es que nadie le paraba los pies, ni su mujer ni los músicos y mucho menos él, menudo es... porque bajito no es esa bestia parda del blues/jazz y lo que haga falta.
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Pink Floyd (The final cut): La última megalomanía de Roger Waters, un pequeño "the Wall" encapsulado con lo peor de éste (aunque me gusta igualmente), más intimismo, mas traumas de infancia, todo en un sólo disco, con Rick Wright expulsado y David Gilmour ejerciendo de músico de estudio sin serlo y no se nota!
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Velvet Underground (White light/White heat): En el primer disco hay demasiadas huellas de Rock'n'roll y demasiadas baladas personales, aquí tenemos la eséncia del Underground Neoyorkino, guitarras súcias, vozes de utltratumba, solos de guitarra desquiciados, temáticas duras y jocosas; lo mejor y lo peor por partes iguales mezlcadas indivisiblemente. Olvidé decir que la canción que he linkado dura 17:27 minutos y que el disco es de 1967. ¿Es todo esto suficiente para convenceros de lo radical de su propuesta? Escuchad el tema hasta le final y luego lo hablamos.
Los citados discos son extremos, no tienen porque gustaros, de hecho, dependiendo de la predisposición que tenga en aquel momento, me cuesta entrar en algunos e incluso luego proseguir, en otros incluso yendo preparado no doy al abasto y tengo que cambiar de canción, de disco o desintoxicarme con otra banda. Son discos malditos pero tienen un estilo en si, no busquéis clichés, o algo reconocible parecido a un single, si lo hay es por error.
No nos engañemos, la mayoría nos quedamos con la capa de la música más cercana: la voz y la letra, y a ser posible que lo primero esté bien alto, luego una minoría, "los rockeros" y "Heavys", demandan las guitarras bien altas, cantantes gritones y baterias a ser posible contundentes de doble bombo. Y finalmente tenemos a los sibaritas musicales que se deleitan escuchando masas sonoras de instrumentos, valorando contrapuntos, armonías, prescindiendo de la voz si es posible... Sin olvidar a los melómanos, que en la teoría, según ellos, se tragan cualquier tipo de música, cualquier grupo, etc. Pero normalmente eso melómanos no dan muestras de gran inquietud musical y parecen conocer un estrecho ancho de intérpretes. Supongo que es fácil considerarse de esa manera cuando sólo se escucha pop-rock y te tragas cualquier cosa que pongan en los 40 principales.
Desde mi punto de vista, la música es una sensación personal e intransferible, se pueden tener gustos en común pero detrás de cada canción hay un recuerdo de un momento, detrás de cada letra hay una frase o palabra con la que nos identificamos más que con la persona supuestamente afín. Muchísimas veces he entrado en conflicto con gente que parecía valorar la misma música que yo pero luego tenían otro tipo de preferencias que me atrevería a tachar de mal gusto. Es más, seguramente, la mayoría de vosotros, cuando os pongáis a escuchar canciones sueltas o discos de los que he comentado os sorprenderéis de mi mal gusto o quizás no. Pero bueno, da igual, mi gusto es mío y como "presumo" de tener un criterio musical pues tampoco le daré importancia a lo que me digáis si no sabéis argumentar los puntos fuertes de vuestra selección.
Venga mostradme vuestras tinieblas, vuestras rarezas, seguro que os avergonzáis de ello. Lo malo no es escuchar música torturada o infernal o bizarra, lo triste es que sólo se escuche ese tipo de música, dejando de lado el otro lado, el luminoso que también incluye altas cotas de calidad.
Me voy a tomar un "Whisky on the rocks" a vuestra salud mientras escucho algún tema de los comentados.